8 de septiembre de 2009

"Un mundo feliz" de Aldous Huxley

-¿Sabes en qué consiste esta montaña rusa? -dijo-. Es un ser humano que desaparece definitivamente. Esto era ese chorro de aire caliente. Sería curioso saber quién había sido, si hombre o mujer, Alfa o Epsilon... -Suspiró, y después, con voz decididamente alegre concluyó-: En todo caso, de una cosa podemos estar seguros, fuese quien fuese fue feliz en vida. Todo el mundo es feliz actualmente.

El mundo ha conseguido finalmente la felicidad, todos son felices, la pobreza y la guerra se han erradicado a un costo no menor: el arte, la ciencia, la familia, la amistad, hasta la filosofia ha sido sacrificada. Para su protección ésta sociedad 'feliz' ha separado a los 'salvajes' aquellos que pretenden vivir con los valores de una estructura social pasada.


Huxley nos sitúa en un mundo utópico donde las personas están divididas en castas (Alfas, Betas, Gamas, Deltas y Epsilon), y donde su devenir esta predestinado desde el mismo momento del nacimiento, el cual ya no es producto de relaciones sexuales sino a traves de la producción en serie. Sí, el fordismo aplicado a la concepción.

Bernard Marx es un Alfa 'fallado' que es rechazado socialmente por no consumir 'soma', una droga que se brinda a las personas para mantenerlas en una especie de sueño constante en los momentos en que no estan trabajando. Junto a Lenina Crowne, Bernard va a entrar en contacto con los 'salvajes' y esto alterará su vida y la del mundo 'feliz' en el cual habita.

'A brave new world' (título original) esconde detras de su apariencia de novela de ciencia ficción, cuestionamientos morales y éticos que incluyen la manipulación del poder, la libertad de elección del ser humano, y los costos de ir tras una felicidad 'completa'. Los nombres de los personajes son simbolismo que refieren a personalidades de la historia contemporanea tales como Karl Marx, Lenin, Benito Mussolini y Herbert Hoover.

Aldous Huxley nació en 1894 y murió en 1963. Escritor ingles que emigró a los Estados Unidos en 1937, comenzó a escribir a los 17 años intercalando trabajos literarios y periodisticos. Además de "Un mundo feliz", su novela más importante, escribió "Las puertas de la percepción", donde relata su experiencia personal con las sustancias psicodélicas. En su lecho de muerte y ya sin poder hablar le pidió a su mujer por escrito 100 gramos de LSD, decía que "un momento tan importante como la muerte no podía ser afrontado bajo el efecto de los sedantes, sino bajo la claridad de los psicodélicos".

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